jueves, 19 de noviembre de 2015

Audio: Pablo Montoya, Biografía y poema Montañas.






Montañas

En otras partes ofrecen la alternativa del recogimiento. Aquí lo rechazan. Son insolentes. Irrespetuosas por su enorme presencia. Es inevitable no lanzárles una mirada a cada instante. Más allá de la muerte y los nacimientos, mirarlas es la acción esencial con que se traman nuestras horas.
Pero ¿cómo es la mirada? Cambia con cada hombre que las rechaza o las acepta. Conozco a uno que dice jamás haber soñado con montañas. Otro precisa que su vigilia, con ellas presentes siempre, es el verdadero sueño.
Y, sin embargo, esa mirada ensimisma. Espejo verde o azul o gris donde se proyectan el porvenir y el pasado y el presente son un abismo. Borrosos nosotros en el ahora. Deshaciéndonos con lentitud.

Transcurriendo escurridizos, fugitivos, confusos. Y ellas espantosamente exactas. Impávidas ante lo que pueda significar movimiento, sucesión, transmutación. Como dioses que observan conscientes de no poder intervenir.

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