lunes, 16 de noviembre de 2015

Autor Romántico: Johann Wolfgang von Goethe

Fráncfort de meno, Hesse, 28 de agosto de 1749 WeimarTuringia, 22 de marzo de 1832. 
De inteligencia superdotada, y provisto de una enorme y enfermiza curiosidad, Goethe fue casi de todo: empresario teatral, crítico, periodista, político, diplomático, pintor, pedagogo, filósofo, historiador, libretista de ópera, hizo algo más que pinitos en las ciencias y finalmente fue novelista, memorialista, dramaturgo y poeta. Dotado de una fabulosa inteligencia y de un ejemplar equilibrio espiritual -conseguido mediante una rigurosa disciplina-, se convirtió en vida en el paradigma de un cierto ideal europeo basado en la cultura y en la curiosidad universal.

OBRAS
  • El capricho del enamorado (1767)
  • Los cómplices (1768)
  • Götz von Berlichingen (1773)
  • Las desventuras del joven Werther (Die Leiden des jungen Werther, 1774)
  • Clavijo (1774)
  • Stella (1775)
  • Ifigenia en Táuride (1787)
  • Egmont (1788)
  • La selva negra (1789)
  • Torquato Tasso (1790)
  • Elegías romanas (Römische Elegien, 1795)
  • Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (Wilhelm Meisters Lehrjahre, 1796)
  • La novia de Corinto (1797)
  • Hermann y Dorothea (1798)
  • Fausto, Primera Parte, (1807)
  • Las afinidades electivas (Die Wahlverwandtschaften, 1809)
  • Poesía y verdad, Parte I (Aus meinem Leben: Dichtung und Wahrheit), autobiografía (1811)
  • Viaje a Italia (Italienische Reise, 1816)
  • Diván de Oriente y Occidente (Westöstlicher Diwan, 1819)
  • Los años de peregrinaje de Wilhelm Meister (Wilhelm Meisters Wanderjahre, oder Die Entsagenden, 1821)
  • Elegía de Marienbad (Marienbader Elegie, 1823)
  • Fausto, Segunda Parte, póstuma (1832)
  • Poesía y verdad, Parte II (Aus meinem Leben: Dichtung und Wahrheit) 
Johann Wolfgang von Goethe 
A la luna 

¡Oh tú, la hermana de la luz primera, 
símbolo del amor en la tristeza! 
Ciñe tu rostro encantador la bruma, 
orlada de argentados resplandores; Tu sigiloso paso de los antros 
durante el día cerrados cual sepulcros, 
a los tristes fantasmas despabila, 
y a mí también y a las nocturnas aves.

Tu mirada domina escrutadora 
y señorea el dilatado espacio. 
¡Oh, elévame hasta ti, ponme a tu vera! 
No niegues a mi ensueño esta ventura; 
y en plácido reposo el caballero 
pueda ver a hurtadillas de su amada, 
las noches tras los vidrios enrejados.

Del contemplar la dicha incomparable, 
de la distancia los tormentos calma, 
yo tus rayos de luz concentro, ¡oh luna!, 
y mi mirada aguzo, escrutadora; 
poco a poco voy viendo los contornos 
del bello cuerpo libre de tapujos, 
y hacia él me inclino, tierno y anhelante, 
cual tú hacia el de Endimión en otro tiempo.


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